Este es un lugar muy especial, representa mucho más que una simple montaña ya que se puede considerar como uno de los lugares más enigmáticos del planeta por sus extraños habitantes
Desde hace bastante tiempo, inexplicables incidentes suceden en este Enigmático Monte Shasta; que es un volcán supuestamente apagado, y donde se cree que existe una morada subterránea, habitada por un pueblo de seres desconocidos.
Este majestuoso monte, está ubicado en el extremo norte de la cadena de montañas de la Sierra Nevada en el Condado Siskiyou en el Norte de California a unas 33 millas de la frontera con Oregón, y que se eleva a más de 14,000 pies sobre el nivel del mar, y es el pico volcánico más grande en Estados Unidos.
Sus extraños habitantes De tiempo en tiempo, se han observado intensos resplandores parecidos a flashes de fotografía. Esta luz inexplicable, de extraña luminosidad, alumbra grandes áreas de las laderas del Shasta. Y aunque algunos consideran que esto tiene un origen artificial, ningún sabio ha sabido explicarlo.
Mucho antes de la aparición de los hippies, algunos paseantes vieron allí a unos seres de largos cabellos rizados, vestidos de blanco, mucho más altos de lo normal. Se dice que son parecidos a los hombres antiguos, usan ropas largas, semejantes a las prendas que usaban los romanos en la antigüedad, y que huían al ser descubiertos.
Estos extraños individuos organizan a veces, gran-des reuniones alrededor de hogueras, que se ven desde lejos, en la montaña. Al no poder confundir su aspecto, de ningún modo, con el de una tribu cualquiera, forzoso es admitir, que no se trata de ningún olvido etnográfico.
En abril de 1972, James Hadauk, Irwing Lescer y William Schoner, estudiantes de geología de la Universidad de Berkeley (California) treparon al Monte Shasta y comprobaron que el cráter no presentaba ningún signo de actividad. ¿De dónde salía entonces el humo?
Mientras descansaban, antes de volver a bajar, ob-servaron con binoculares, a cinco hombres blancos, muy altos, de abundantes cabelleras onduladas, que caminaban y desaparecieron repentinamente detrás de un peñasco situado al pie del volcán… Pero donde estaba ese peñasco, no había ningún rastro: ¿acaso el Monte Shasta está habitado?
Algunos periodistas en busca de algo sensacional trataron de acercarse; impidiéndoles una barrera invisible, que se parece a los obstáculos electromag-néticos que prohíben en Asia, la entrada a Agartha.
Las declaraciones de un eminente astrónomo, el profesor Edgar Lucin Larkin, antiguo director del Observatorio del Monte Lowe, en California, refuerzan esta hipótesis. Al parecer, este sabio distinguió con el telescopio en lo alto del Monte Shasta, una cúpula resplandeciente rodeada de construcciones.
Si a esto añadimos algunas leyendas muy arraigadas entre los indios, que hablan de lugares debajo de la Tierra que conducirían a semejante ciudad, comprenderemos entonces el porqué del resurgimiento de las teorías de la existencia de pueblos hiperbóreos antidiluvianos.
En “A Dweller on Two Planets” (Un habitante de dos planetas) publicado en 1884 y escrito por un residente local, Frederick Oliver, describe a las criaturas del Shasta. Parece que Oliver fue invitado a esta morada subterránea, porque la describió con mucho detalle.
Según Oliver, estos seres son sobrevivientes de la Atlántida; poseen naves espaciales impulsadas magnéticamente y se mantienen en comunicación con los venusinos. Se han visto algunos OVNIS en esta área. En octubre de 1956, alguien vio un OVNI que abandonó una formación de 14 naves espaciales y que descendió en la cumbre del Monte Shasta.
Este libro del siglo XIX, afirma que esa gente podría producir bolas de fuego de diferentes colores, en especial rojo, anaranjado, amarillo y verde. En 1951, se vieron juntas 9 bolas de fuego verde en el cielo, cerca de Alburquerque, Nuevo México; eran brillantes como lunas. Muchas bolas de fuego de extraño color verde fueron vistas a comienzos de la década de los años 50, pero sólo en el suroeste, donde está situada la planta de energía atómica de Los Álamos.
Las bolas de fuego tenían el aspecto del cobre ardiendo o de un tubo de gas de neón verde; después se desvanecieron esas bolas de fuego verde. Sin considerar de dónde venían, ni quién las enviaba, existe la idea, de que su finalidad era eliminar el exceso de radiación después de las pruebas atómicas.
Viene a colación, a manera de epílogo, una serie de extraños acontecimientos en torno al Monte Shasta. Resplandores sobre el volcán, incendios inexplicables en la selva, discos voladores que se alejaban del volcán y volvían a entrar en él (cuando el fondo del cráter está lleno), barreras invisibles y “vibraciones” que impidieron a los curiosos, turistas y exploradores, acercarse a ciertas zonas forestales en la montaña.
¿Es posible que el Monte Shasta constituya una base terrestre camuflada o intraterrestre; de una civilización antiquísima no identificada, o en su defecto, entidades biológicas extraterrestres, coexistiendo en el planeta Tierra desde tiempos inmemoriales? …. Hasta el momento nadie lo sabe, y por eso, la historia del Monte Shasta es un Enigma y Misterio que aún está sin resolver!