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LOS EFECTOS DEL CONFINAMIENTO: MÁS BORRACHOS, MÁS GORDOS, MENOS SANOS

Los expertos advierten de que el confinamiento por la COVID-19 ha traído un incremento de la obesidad, el consumo de alcohol y de los hábitos poco saludables en la población

El confinamiento en los hogares al inicio de la pandemia fue una medida estricta pero necesaria para para evitar la propagación del virus. La consecuencia es que, según indican los datos, quedarnos en casa cambió nuestro comportamiento.

El consumo de ciertos artículos se vio alterado, por ejemplo, el papel higiénico causó furor las primeras semanas, llegándose a agotar en los supermercados. Pero nuestro carro de la compra también iba cargado de bebidas alcohólicas y comida basura.

Según un artículo publicado en Substance Use and Addiction, las ventas de bebidas alcohólicas aumentaron hasta un 54% respecto del año anterior durante el fin de semana del 21 de marzo de 2020.

El incremento en el consumo de bebidas alcohólicas esta asociado en general con situaciones que generan estrés en la población, como los desastres naturales. En este sentido, la pandemia también se puede considerar un acontecimiento que estresa a los ciudadanos. Sin embargo, la situación se está prolongando en el tiempo.

El incremento en el consumo de bebidas alcohólicas esta asociado con situaciones que generan estrés

El problema es que el aumento en el consumo del alcohol puede tener graves consecuencias en la salud pública debido su efecto adictivo. Los investigadores del Hospital McLean han publicado un artículo en la revista Journal of General Internal Medicine sugiriendo posibles opciones para controlar el consumo de alcohol en la población durante la pandemia. Los autores plantean una campaña de concienciación y un mejor diagnóstico de los trastornos por consumo de alcohol.

MÁS ALCOHOL, MÁS COMIDA BASURA, MENOS EJERCICIO

Durante este tiempo también ha aumentado el consumo de comida basura y se ha producido una disminución del ejercicio físico en la población. Durante el confinamiento muchas personas cambiaron sus hábitos saludables por otros que no lo eran tanto. Aumentó el consumo de patatas, galletas y otros snacks y golosinas, y se eliminó el deporte.

La consecuencia es un aumento del peso durante este periodo, como se desprende de la encuesta. Un 27% declaró haber ganado peso tras el confinamiento. Según indican los científicos, comer comida sabrosa nos calma, por lo que en aquellos periodos de mayor ansiedad tendemos a comer alimentos menos saludables.

El aumento del consumo de las bebidas alcohólicas y los alimentos procesados, todo ello unido a una disminución del ejercicio físico y a un cambio en nuestras rutinas diarias, puede derivar en un aumento de los problemas de obesidad y de salud en general en los próximos meses.

No todo son malas noticias, un estudio publicado por la revista Obesity reflejaba que un 17% de la población analizada había perdido peso durante la pandemia. Al tener más tiempo, gracias al periodo de confinamiento, habían mejorado la calidad de su dieta, y aumentaron su actividad física.

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