Nuestro cerebro funciona un poco como la función de autocompletar del teléfono o de Google: intenta constantemente adivinar la siguiente palabra. Esto ocurre cada vez que escuchamos un podcast, leemos un libro o mantenemos una conversación.
Nuestro cerebro está constantemente haciendo predicciones a diferentes niveles, desde el significado y la gramática hasta los sonidos específicos del habla. Esto es lo que han podido conformar los investigadores del Instituto Max Planck de Psicolingüística y del Instituto Donders de la Universidad de Radboud en Holanda. Las conclusiones de su estudio se han publicado en la revista PNAS.
Esto coincide con una teoría reciente sobre el funcionamiento de nuestro cerebro: lo que tenemos entre las orejas es una máquina de hacer predicciones, que compara continuamente la información sensorial que captamos (como imágenes, sonidos y lenguaje) con predicciones internas.
Según el autor principal del estudio, Micha Heilbron «esta idea teórica es muy popular en la neurociencia, pero las pruebas existentes al respecto suelen ser indirectas y estar restringidas a situaciones artificiales». La investigación cerebral de este fenómeno suele realizarse en un entorno artificial, afirma Heilbron.
Para evocar las predicciones, se pide a los participantes que miren fijamente un único patrón de puntos en movimiento durante media hora, o que escuchen patrones sencillos en sonidos como «bip bip bip, bip bip bip, …. «. Hay varios estudios que revelan que nuestro cerebro puede hacer estas predicciones, pero hasta ahora no se había comprobado si esto se aplicaba a la complejidad de las situaciones en la vida cotidiana, que no son simples series artificiales de sonidos o imágenes.
Para demostrarlo, los investigadores analizaron la actividad cerebral de personas que escuchaban historias de Hemingway o sobre Sherlock Holmes. Al mismo tiempo, analizaron los textos de los libros mediante modelos informático. De este modo pudieron calcular para cada palabra del texto lo imprevisible que era.
Para cada palabra o sonido, el cerebro elabora expectativas estadísticas detalladas y resulta ser extremadamente sensible al grado de imprevisibilidad: la respuesta del cerebro es más fuerte cuando una palabra es inesperada en el contexto. Esto no es sorprendente, el cerebro a veces «rellena» el espacio en blanco y termina mentalmente las frases de otra persona cuando, por ejemplo, habla muy despacio, tartamudea, o no encuentra la palabra adecuada.
El experimento ha podido comprobado que en realidad hacemos esto continuamente, en cualquier circunstancia. En este sentido el cerebro realiza una tarea similar al del intérprete de dictado o la función autocompletar del teléfono, intentando saber qué viene después de acuerdo a las expectativas generadas por lo que ha escuchado o visto antes.
Sin embargo, hay una gran diferencia: los cerebros no sólo predicen palabras, sino que hacen predicciones en muchos niveles diferentes, desde el significado abstracto y la gramática hasta los sonidos específicos de una canción.
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